"Estaban a metros del sueño europeo": La Restinga, un pueblo consternado por la nueva tragedia migratoria

La Restinga

La isla de El Hierro ha amanecido consternada por la tragedia migratoria que este miércoles se cobró la vida de siete personas, cuatro mujeres adultas y tres niñas de tan solo 16 y unos 5 años. Este jueves, según el balance sanitario, una mujer permanece ingresada en el hospital insular. Además, tres menores, dos niños y un bebé de tan solo tres meses, se encuentran en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, en Tenerife, hasta donde fueron trasladados la pasada jornada en helicóptero. Dos de ellos se encuentran estables.

El pueblo de La Restinga dio ayer una nueva lección de solidaridad cuando un cayuco con 152 personas abordo volcó a escasos cinco metros del muelle, cuando sus ocupantes estaban a punto de tocar tierra firme tras una travesía de cinco días. Según trasladaron los supervivientes a los profesionales sanitarios, salieron de la capital de Mauritania. Tanto los profesionales de Salvamento Marítimo como buceadores de la zona, policías, vecinos, sanitarios y Cruz Roja se entregaron de lleno en las labores de rescate.

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"Un padre desesperado buscaba a su hijo"

Javier Iglesias fue uno de esos vecinos que no dudó en ayudar. Es propietario de un restaurante en La Restinga y explica que tras escuchar gritos se asomó rápidamente en la ventana. Fue entonces cuando vio un cayuco al lado de la embarcación de Salvamento Marítimo dado la vuelta. Decidió desplazarse hasta el puerto: "Cuando llegué había un montón de policías, de equipo sanitario y gente del pueblo ayudando. Todas las manos eran pocas".

Relata que comenzaron a sacarlos del agua y llevarlos a las carpas instaladas en el muelle para que recibieran la primera atención. También a trasladar en camilla al hospital de campaña a las personas que se encontraban en peor estado. "En el momento que vi que sacaban el primer cuerpo sin vida se me quedó la imagen grabada de un padre desesperado buscando entre todos los niños a su hijo. No lo encontró ni en el hospital ni entre los vivos".

La tragedia vuelve a golpear a la isla de El Hierro

El Archipiélago continúa impactado este jueves por la tragedia. Lo reconoce el director médico de El Hierro, Luis González. "Llevamos muchos meses, por no decir años, en esta debacle migratoria, en esta crisis humanitaria. Pero como el día de ayer... Todos los que estamos metidos en este embrollo decíamos lo mismo: es un día raro, un día doloroso, muy cruel. Sobre todo, muy impotente". La sensación de desasosiego y agobio fue la constante durante las tareas de rescate: "Estaban a punto de llegar a su sueño europeo".

Una de las pequeñas falleció mientras estaba siendo trasladada al hospital en una ambulancia medicalizada. Primero, en el muelle, fue intubada y se le colocó una vía para administrarle medicación. Los profesionales sanitarios se dieron cuenta de que no saldría adelante. "Sufrió una parada cardiorrespiratoria. Estuvieron 40 minutos con maniobras de reanimación sin poder recuperarla. Estaba bastante mal. Cuando la intentábamos intubar no veíamos la vía aérea. Estaba echando espuma por la boca constantemente. Un pulmón no ventilaba". Es el duro relato que hace González de los hechos.

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"El día que normalice esto dejo de trabajar"

El impacto emocional en los profesionales sanitarios de la isla es evidente. El experto cuenta que si bien "tenemos un ADN, algo que nos hace ser más fuertes", ayer fue un día distinto. Todos necesitaban hablar con alguien, expresarse. De hecho, agradece que una compañera psicóloga, Carmen Linares, se trasladó hasta la isla desde Tenerife. "El día que normalice esto dejo de trabajar. Esto no es normal y no puede normalizarse, es una crisis humanitaria en toda regla y si no ponemos techo lo vamos a llevar muy fastidiado".

González agradece asimismo los esfuerzos del Servicio Canario de la Salud y de los compañeros de profesión de todo el Archipiélago, aunque reconoce la sensación de impotencia que les acompaña porque "estamos solos en el fin del Atlántico".

Una solución que implique a Canarias, España y la Unión Europea

Hace muchos meses que la normalidad abandonó La Restinga. Ha sido el punto constante de llegadas de múltiples embarcaciones. Este jueves, de hecho, se puede observar cómo se desmontan y limpian cayucos en el Puerto. Uno de los vecinos, Juan Manuel Ruíz, lamenta que llevan "tres años en esta dinámica" y que "no podemos normalizarlo" porque "es la vida de las personas". Clama por una solución que implique a Canarias, España y la Unión Europea: "Tienen que hacerles visados de trabajo para que vengan. Aquí ni les estamos ayudando bien ni están en condiciones. Muere un montón de gente en el camino".