Lassalle habla claro sobre el "deprimente" escenario educativo de España: "Falta capacidad para madurar"

Entre una maraña de folios, nervios y repasos de última hora, más de 250.000 de estudiantes a lo largo y ancho del país se enfrentan a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Unos exámenes que, más allá de la habitual presión para conseguir la nota de corte deseada, vienen acompañados del estreno de un nuevo formato que muchos han calificado del más difícil de las últimas dos décadas.

El nuevo modelo apuesta por un modelo único de examen por cada asignatura, frente las dos opciones que había antes de la pandemia, y por la inclusión en, al menos un 20%, de preguntas de carácter competencial que han requerido un esfuerzo extra de preparación, y unos criterios de corrección mínimos comunes en toda España, especialmente en relación con la ortografía y la gramática. Docentes y expertos aseguran que la introducción de este formato podría bajar algo las calificaciones respecto a años anteriores.

Sobre estos cambios y la propia necesidad de la realización de la prueba han debatido en El Abierto de Hoy por Hoy, Cristina Monge, Ignasi Guardans y José María Lassalle. El ensayista asegura que el debate ha de girar en torno a la educación, la gestión del fracaso y de las responsabilidades que, afirma, "estamos aplazando de una manera constante". A esto, señala, Lassalle, se suma la presión que actualmente ejerce la incorporación de la inteligencia artificial en el sistema educativo.

José María Lassalle, que es profesor de Filosofía del Derecho en ICADE, afirma que el "deprimente" escenario educativo que reina en España es algo que él vive cada día en la universidad. Hace tiempo que el analista decidió desechar la opción de hacer exámenes orales o escritos, porque "el nivel de incapacidad para articular reflexiones más o menos sólidas a través de subordinadas es realmente complejo". Y esto, en el caso de una universidad en el que los alumnos entran con notas de corte bastante altas.

Lassalle reconoce que las recurrentes faltas ortográficas y gramaticales le resultaban "irritantes", que ha preferido ceñir sus pruebas académicas a los exámenes tipo test, "con una objetividad a la hora de resolver los conflictos posteriores en la revisión de los exámenes que hace que todo fluya". Es por esto que reiteraba que es escenario educativo es verdaderamente "deprimente" y hace un llamamiento para afrontarlo.

"Habrá que poner la atención en la educación de nuestro país, pero no en una educación ya universitaria, sino en una educación en la infancia, que es realmente la gran tarea", señalaba. Lassalle explicaba que sus hijas de 11 años se han enfrentado a un examen de conversatorio de violín para pasar a nivel profesional y, para ello, debían enfrentarse a un tribunal de tres profesores.

El colaborador de Hoy por Hoy insiste en que este tipo de pruebas ayudan a "entender mejor la complejidad de lo humano", y sobre todo, a madurar, que es, según destaca, uno de los grandes problemas entre los estudiantes universitarios. "Les falta esa capacidad para madurar, para afrontar que la vida no solamente son derechos, sino que también son responsabilidades", explicaba.

"Tenemos que afrontar que si nos preparamos para la condición humana, tenemos que aprender a gestionar el fracaso, la responsabilidad, los límites, la sensación de que en la vida las dificultades y la complejidad forman y que el fracaso no es negativo. La gestión del fracaso puede ser negativa, pero el fracaso no es por sí mismo negativo."